¡Las matemáticas no tienen género! ¿Cómo combatir los estereotipos de género en matemáticas?

Por: Ana María Espinoza
Investigadora Postdoctoral MEMAT

¡Las matemáticas no tienen género!

¿Cómo combatir los estereotipos de género en matemáticas?

Es común escuchar frases como “los niños son más talentosos para las matemáticas que las niñas” o “las matemáticas son un asunto de niños” en diversos contextos y situaciones: aulas de clases, reuniones familiares, medios de comunicación y en otras esferas de la sociedad. Estas frases revelan maneras en las que se continúan expresando los estereotipos de género asociados a las matemáticas en la actualidad. Estos estereotipos, aunque puedan parecer inofensivos, constituyen una importante fuente de inequidad de género en el contexto educativo.

¿Qué son los estereotipos de género?

Los estereotipos de género son creencias generalizadas y simplificadas sobre las características, gustos y roles que poseen hombres y mujeres en función de su sexo. Estas creencias tienden a definir lo que se espera socialmente de hombres y mujeres, así como lo que se considera típicamente masculino y femenino.

En el contexto educativo, estos estereotipos adquieren distintas formas y se asocian a las asignaturas o dominios del conocimiento. En el área de las matemáticas, estas creencias sugieren que los varones tienen mayores habilidades matemáticas que las niñas, expresándose en conductas y actitudes tanto de estudiantes como de docentes. Lo más preocupante es que, al encasillar y asumir menores capacidades de las niñas, limitan sus trayectorias de aprendizaje y desarrollo en un área que es fundamental tanto para el éxito académico en general, como para desenvolverse adecuadamente en la sociedad actual.

Pero, ¿son ciertos estos estereotipos de género? ¿Son las matemáticas un dominio masculino?

Uno de los principales riesgos de la existencia de estereotipos de género es que suelen asumirse como verdaderos. Sin embargo, no existe ningún respaldo científico que avale las supuestas diferencias en habilidades matemáticas a favor de los varones. Es más, la evidencia indica que no existen diferencias inherentes en las habilidades cognitivas de niñas y niños que expliquen posibilidades de aprendizaje disímiles. Si bien los resultados de pruebas estandarizadas de logro académico en matemáticas muestran brechas a favor de los varones, esto sería el resultado de procesos culturales, en los que, justamente, los estereotipos de género y sus diversas manifestaciones juegan un rol central en su generación y mantención.

¿Podemos combatirlos, o es ésta una batalla perdida?

Afortunadamente, la respuesta es que sí podemos.

Por medio de diversas acciones individuales y colectivas es posible contribuir a la erradicación progresiva de los estereotipos de género asociados a las matemáticas. En base a la literatura e investigaciones que abordan esta temática, podemos identificar algunas acciones centrales que pueden contribuir a esto:

 

  • Como punto de inicio, debemos reflexionar sobre nuestros propios sesgos y estereotipos de género: ¿Creo, o no, que niños y niñas tienen las mismas habilidades y posibilidades de desempeñarse bien en matemáticas? ¿A través de qué frases, acciones o emociones me doy cuenta de estas creencias?
  • Luego de reflexionar individualmente, podemos reflexionar en conjunto con otras personas sobre nuestras creencias estereotipadas y su posible impacto en nuestras prácticas y actitudes: ¿Qué acciones me pueden llevar a tomar estas creencias?
  • Tengamos presente que las matemáticas se comienzan a aprender desde la infancia, de forma lúdica y a través de acciones cotidianas tales como jugando juegos de tablero, haciendo listas, o hablando sobre números y cantidades. Involucremos en estos procesos a niños y niñas y ofrezcámosles las mismas oportunidades de aprendizajes sin distinción.
  • Promovamos juegos y actividades libres de sesgos de género, propiciando que se realicen en grupos mixtos y diversos, que permitan una colaboración y desafíen las ideas tradicionales sobre temas “de niñas” y “de niños”.
  • Reforcemos positivamente el desempeño de las niñas en matemáticas, explicitando que son capaces de aprender sin límites en esta área.
  • Conozcamos modelos de mujeres que disfrutan o son exitosas en el área de las matemáticas y ciencias, y compartámoslos con otras personas de nuestro entorno.

 

No cabe duda que los estereotipos de género permean los distintos contextos en los que se desenvuelven niños y niñas. No obstante, con acciones como éstas, podemos contribuir a la transformación de dichas creencias erróneas que menoscaban el aprendizaje y desarrollo de las niñas. Así que tengámoslo presente: ¡Las matemáticas no tienen género! y que sea esta afirmación la que guíe nuestras acciones.

 

 

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